Page 477 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—            ¿Qué?               —preguntó                    áspero               Isaac,

            incorporándose—. ¿Y eso?

                Teparadós se apartó temeroso y gimió.


                —Yo no, señor, no culpa mía... solo preguntaba sistá

            mejor después quese norme bicho comiera la cara...

                — ¿Estabas aquí, Teparadós?


                El  draco  asintió  consternado  y  se  acercó  un  poco,

            equilibrándose sobre el marco de madera.


                —  ¿Qué  pasó?  No  estamos  enfadados  contigo,

            Teparadós. Solo queremos saber qué es lo que viste.

                El  draco  sonrió  y  sacudió  la  cabeza  con  tristeza.


            Lloriqueaba  como  un  niño,  retorciendo  la  cara  y

            escupiendo las palabras de forma atropellada.


                —El  cabrón  llega  bajando  las  escaleras  con  alas

            horribles que dejan tontontaina abriendo dientes... y...

            y todo con garras y esa lengua apestosa... y... y señor


            Lublub mirando con miedo lespejo y después se gira y

            queda...  tonto...  y  veo...  me  quedo  tonto  y  cuando

            despierto la cosa tiene la lengua en... en... En mi cabeza


            lametones y slurpslurp de señor Lub y... y me largué,

            no  pudecer  na,  lo  juro...  qué  miedo...  —Teparadós

            comenzó a llorar como un niño de dos años, babeando


            moco y lágrimas por su cara.

                Cuando  llegó  Lemuel  Pigeon,  Teparadós  aún


            sollozaba. Ni las palabras amables, ni las amenazas ni

            los sobornos conseguían calmar al draco. Al final se fue




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