Page 567 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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sentenciados a cualquier otra reconstrucción, solo para
verse alterados en las fábricas de carne según extraños
designios carnales para ser vendidos como chaperos y
madamas. Era un rentable negocio secundario para los
biotaumaturgos del estado.
El tiempo se estiró enfermizo en aquel corredor
infinito, como la melaza rancia. En cada puerta, en cada
parada a lo largo del camino, David no podía evitar
echar un vistazo al interior. Deseaba apartarse, pero
sus ojos no se lo permitían.
Era como un jardín de pesadillas. Cada sala contenía
una flor carnal única, un capullo de tortura.
Pasó frente a cuerpos desnudos cubiertos de pechos
como los pesos de las balanzas; monstruosos torsos de
cangrejo con núbiles piernas femeninas en ambos
extremos; una mujer que lo observaba con ojos
inteligentes sobre una segunda vulva, su boca una raja
vertical con húmedos labios, un eco carnal de su otra
vagina entre las piernas abiertas. Dos muchachos
pequeños que observaban atónitos sus falos
descomunales. Una hermafrodita con múltiples
manos.
Se produjo un golpe dentro de la cabeza de David.
Se sentía confundido por el horror, exhausto.
La sala diecisiete estaba frente a él. No se dio la
vuelta. Imaginó los ojos de los rehechos a su espalda,
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