Page 582 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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del sabor familiar que se había filtrado entre sus
papilas gustativas. Era un aroma nervioso que había
impregnado los capullos de los monstruos en pupa. La
gran bestia flotó sobre la ciudad y su saliva se disipó en
varias dimensiones bajo ella. Las emisiones eran
oscuras, de una fragilidad frustrante, pero su sentido
del gusto estaba muy desarrollado y la arrastró hacia
Mafatón, abriéndose camino a lametones hacia el
tentador aroma de la científica que los había visto
crecer: Magesta Barbile.
El redrojo, el cachorro mal alimentado que había
liberado a sus camaradas, también encontró un rastro
de sabor rememorado. Su mente no estaba tan
desarrollada, sus papilas eran menos exactas: no
podría perseguir un aroma intermitente desde el aire.
Pero, incómodo, lo intentó. El sabor completo de la
mente era tan familiar... Había rodeado a aquella
criatura deforme durante su florecer a la consciencia,
durante su crisálida y la creación de su capullo de seda.
Perdió y halló de nuevo el rastro. Lo perdió de nuevo
torpemente.
El menor y más débil de aquellos batidores
nocturnos, mucho más fuerte que cualquier hombre,
famélico y predador, buscaba sus caminos con la
lengua a través del cielo, tratando de recuperar el rastro
de Isaac Dan der Grimnebulin.
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