Page 651 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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toda la vía. Rudgutter los ignoró. Alejó el embudo de
hierro de su boca y se giró hacia Eliza Stem‐Fulcher,
con el ceño arrugado por la preocupación.
—Esto es un espantoso desorden —dijo. Ella
asintió—. Pero, por ineficaz que sea, la milicia no
puede ser derrotada. Lamentablemente, algunos
oficiales morirán, pero no hay modo de que der
Grimnebulin y sus cohortes salgan de aquí. —De
repente se sintió molesto por los rostros nerviosos
asomados a las ventanas.
Alzó el amplificador y volvió a gritar. — ¡Regresen a
sus casas de inmediato!
Se produjo un gratificante frufrú de cortinas.
Rudgutter se echó hacia atrás y observó cómo el
almacén se estremecía.
Lemuel despachó al otro soldado de un elegante y
cuidadoso disparo. Isaac arrojó su mesa escaleras abajo
y alcanzó con ella a dos oficiales que trataban de
aprehenderlo, mientras él continuaba con su
bombardeo químico. Yagharek lo ayudaba bajo su
dirección, duchando a los atacantes con mezclas
nocivas.
Pero aquello no era, no podía ser, más que valentía
condenada. Había demasiados soldados. Ayudaba que
no estuvieran preparados para matar, porque Isaac,
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