Page 68 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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en espejo, lo que permitía a Lin mirarse en él.

                Se quedó de pie, insegura, frente a la mampara.

                —Siéntese, siéntese —dijo una voz queda detrás de


            la  pantalla.  Lin  retiró  una  silla  frente  al  escritorio—.

            Puedo  verla,  señorita  Lin.  La  carpa  espejada  es  una

            ventana a mi lado. Considero educado que la gente lo


            sepa.

                Parecía  esperar  una  respuesta,  de  modo  que  Lin


            asintió.

                —Sabe que llega tarde, ¿no?

                ¡Maldición! ¡Mira que llegar tarde precisamente a aquella


            cita!, pensó frenética. Comenzó a escribir una disculpa

            en su libreta, pero la voz la interrumpió.


                —Conozco las señales, señorita Lin.

                Lin dejó su libreta y se disculpó profusamente con

            las manos.


                —No  se  preocupe  —replicó  su  anfitrión  con

            falsedad—. A veces pasa. El Barrio Óseo es implacable

            con los turistas. La próxima vez sabrá que tiene que


            salir antes, ¿no es así?

                Lin asintió, diciendo que sin duda así lo haría.

                —Me  gusta  mucho  su  trabajo,  señorita  Lin.  Tengo


            todos los heliotipos que llegaron hasta Lucky Gazid.

            Ese hombre es un triste imbécil, un patético deshecho.


            La  adicción  es  lamentable  en  casi  todas  sus  formas,

            pero, por extraño que parezca, tiene cierto olfato para




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