Page 947 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Las farolas se apagaron con un parpadeo por toda la
ciudad y el sol apareció sobre el Cancro. Dibujó la
forma de una pequeña barcaza, poco más que una
balsa, que se balanceaba en el frío oleaje.
Era una de las muchas que atestaban los ríos gemelos
de Nueva Crobuzon. Abandonadas en el agua para
pudrirse, las carcasas de los antiguos botes flotaban al
azar con la corriente, tirando sin demasiada convicción
de olvidadas amarraderas. Había muchas de estas
embarcaciones en el corazón de Nueva Crobuzon, y los
moradores del barro se desafiaban entre sí a atreverse
a nadar hasta ellas o a caminar por los viejos cabos que
las ataban sin que hubiera ya razón alguna para ello. A
algunas de ellas las evitaban susurrando que eran la
morada de monstruos, las guaridas de los ahogados
que no aceptarían que estaban muertos a pesar de estar
pudriéndose.
Esta estaba cubierta por un tejido antiguo y rígido
que olía a aceite, podredumbre y grasa. Su vieja piel de
madera estaba empapada de agua del río.
Escondido bajo la sombra del alquitranado, Isaac
yacía contemplando el rápido paso de las nubes. Estaba
desnudo y casi por completo inmóvil.
Había permanecido allí durante algún tiempo.
Yagharek lo había acompañado hasta la orilla del río.
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