Page 977 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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fuerte.  Isaac,  que  había  empezado  a  preguntar  a

            Derkhan  qué  le  había  contado  al  hombre,  dejó  de

            hablar y entró apresuradamente para acallarlo.


                Hubo  medio  segundo,  una  fracción  diminuta  de

            tiempo, en la que Isaac abrió la boca y pareció que iba

            a decir algo que calmase los temores del anciano, que


            iba a asegurarle que nadie le haría daño, que estaba en

            buenas manos, que había una razón de peso para aquel


            extraño  encarcelamiento.  Los  gritos  de  Andrej

            vacilaron  un  momento  mientras  miraba  a  Isaac,

            ansioso por ser tranquilizado.


                Pero Isaac estaba cansado y no podía pensar, y las

            mentiras que se le ocurrían le hacían sentirse como si


            hubiera  vomitado.  Sus  excusas  se  desvanecieron  en

            silencio y caminó hasta el anciano, lo dominó por la

            fuerza sin dificultades y ahogó sus nasales aullidos con


            una  mordaza  de  tela.  Lo  ató  con  cuerdas  viejas  y  lo

            sujetó tan confortablemente como le fue posible contra

            una  pared.  El  agonizante  anciano  gemía  y  exhalaba,


            presa de un terror incrédulo.

                Isaac trató de mirarlo a los ojos, de murmurar alguna

            disculpa,  de  decirle  lo  mucho  que  lo  sentía,  pero  el


            miedo  impedía  oír  a  Andrej.  Isaac  se  apartó,

            horrorizado  y  Derkhan  lo  miró  a  los  ojos  y  tomó


            rápidamente  su  mano,  agradecida  de  que  alguien

            compartiera por fin su carga.




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