Page 981 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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aprendido y las aplicó a su oponente humano.

                —  ¡Es  un  anciano!  —siseó  Isaac—.  Y  está

            muriéndose, es frágil... sé suave...


                Yagharek se deslizó a lo largo de la pared hasta el

            lugar en el que Andrej yacía, mirándolo con cansino y

            repugnado presentimiento.


                Hubo un movimiento rápido y salvaje, y al instante

            Yagharek estuvo inclinado tras Andrej, apoyado sobre


            una  rodilla,  sujetando  la  cabeza  del  anciano  con  el

            brazo izquierdo. Andrej miró a Isaac, con los ojos tan

            hinchados  como  si  fueran  a  salírsele  de  las  órbitas,


            incapaz  de  gritar  a  través  de  la  mordaza.  Isaac

            (horrorizado,  culpable  y  degradado)  no  pudo  por


            menos que aceptar su mirada. Observó a Andrej, supo

            que el anciano estaba pensando que iba a morir.

                El codo derecho de Yagharek descendió trazando un


            acusado  arco  y  golpeó  con  brutal  precisión  la  parte

            trasera  de  la  cabeza  del  anciano,  donde  el  cráneo  se

            juntaba  con  el  cuello.  Andrej  soltó  un  corto  y


            constreñido ladrido de dolor que sonó muy parecido a

            un  vómito.  Sus  ojos  parpadearon,  parecieron

            desenfocarse y luego se cerraron. Yagharek no dejó que


            su cabeza cayera: mantuvo los brazos tensos, al tiempo

            que apretaba su huesudo codo contra la suave carne y


            contaba los segundos.

                Al  cabo  de  un  rato,  dejó  que  el  cuerpo  de  Andrej




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