Page 210 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
recién preparada. Y esa cárcel privada debía
estar muy cerca de alguna terminal de «cabina
telefónica».
—¿A qué sol pertenecías? —preguntó ella.
El único sol cuyo nombre sabía por lo menos
deletrear era Sirio. Respondió:
—Nunca lo oí designar de otro modo que
«Sol» ¿Qué pudiste averiguar de la verdadera
inmortalidad, la que usaban los dictadores?
—Sólo eso. Cuando un dictador moría, era por
violencia —respondió ella, ceñuda—. Había
casos así. Mi abogado me contaba que un
dictador estaba en guerra con otro y la lucha se
había extendido a las familias. Eran viejas
leyendas muy anteriores a su propia época. Al
parecer, los dictadores ya no servían al Estado
por entonces. Sólo a sí mismos.
—Como los dioses griegos —dijo él.
Percibió el blanco: la caja de Mirelly‐Lyra no
había traducido su comentario.
—Poderosos y agresivos —explicó—. Los
mortales debían inclinarse al paso de los dioses
y no caer en desgracia.
Mientras corrían a toda velocidad distinguió
algunos detalles del panorama. Colinas verdes
y pardas. Bosquecillos de árboles enanos. Buscó
pájaros, pero no los halló. Franquearon un
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