Page 213 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  —Ya  lo  sé.  Mis  máquinas  detectaron  tu


               aterrizaje.



                  Corbell había llegado casi a acostumbrarse a la


               increíble  velocidad  del  vehículo,  pero  cuando


               entraron  a  la  ciudad  su  compostura  se  vino


               abajo. Las calles parecían tener dientes: grandes


               trozos  de  mampostería,  fragmentos  de  vidrio


               mellado. El coche giraba bruscamente en torno


               a  ellos,  tomaba  las  esquinas  en  ángulos  de



               cuarenta  y  cinco  grados,  o  más  cerrados  aún,


               enderezaba  el  rumbo  y  volvía  a  girar.  Entre


               tanto,  Corbell  se  asía  desesperadamente  a  la


               barra  acolchada.  La  Norn  le  estudió  como  los


               viejos y astutos.


                  —Estás muy asustado. ¿Qué usaba tu pueblo


               como medio de transporte?


                  —Cabinas telefónicas —dijo él, al azar—. Para


               viajes  largos  utilizábamos  dirigibles,  artefactos



               más livianos que el aire.


                  —¿Tan despacio viajabais?


                  —No teníamos prisa —respondió él, sudando


               la gota gorda—. Vivíamos mucho tiempo.


                  Por  un  momento  pensó  en  decirle  la  verdad.


               Terminar  con  todo.  La  idea  de  Mirelly‐Lyra


               podía  ser  útil  a  la  inversa.  Podían  utilizar  sus



               medicinas para que él fuera joven. Entonces el


               joven  Corbell  buscaría  la  inmortalidad  de  los

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