Page 212 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
La vegetación, formada por bosquecillos
enanos y prados verdes y dorados, descendía
hasta rodear la ciudad por tres de sus lados. Se
interrumpía bruscamente en una frontera casi
recta que sobrepasaba el linde más alejado de la
ciudad. Más allá de esa línea, durante ocho o
diez kilómetros, se extendía una franja de tierra
desnuda que enlazaba con el azul brillante del
océano.
Qué extraño, pensó Corbell. De pronto se le
ocurrió que Ciudad Cuatro debía haber sido
construida antes de que el mundo se calentara y
sobreviniera el retroceso de los océanos. Era
antigua, después de todo. Pero en ella había
otra cosa extraña. No se había extendido a lo
largo de la costa. Lo que en otros tiempos debió
de ser una línea curva de playa, estaba
desprovista de edificios. No había rutas que la
unieran a la ciudad. Corbell distinguió unos
puntos negros regularmente espaciados que
podían ser «cabinas telefónicas».
—¿Conoces bien esta ciudad? —preguntó.
Juguemos al guía turístico, Mirelly‐Lyra.
Cuéntame dónde está tu cárcel privada.
—Sí —respondió ella.
El renunció.
—Desde aquí vamos hacia la costa oeste de…
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