Page 44 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  Durante  dos  semanas,  Pierce  había  sido  su


               único  contacto  humano;  al  principio  le  había



               resultado                  insondable,                    hermético,                   casi


               inhumano. Pero en ese tiempo había aprendido


               a  descifrar  hasta  cierto  punto  el  rostro  del


               supervisor.                 Pierce           estaba            estudiando                  la


               posibilidad  de  terminar  con  Jerome  Corbell


               para comenzar de nuevo.


                  El  riesgo  era  grande,  pero  el  Estado  había



               dedicado  a  Corbell  mucho  tiempo  y  esfuerzo.


               Valía la pena hacer el intento. Al fin, Pierce dijo:


                  —Eso  requeriría  cierto  espacio.  Tendrían  que


               compartir el resto. No creo que les fuera posible


               sobrevivir.


                  —Pero…


                  —Podemos  hacer  otra  cosa:  poner  en  el


               ordenador la mente de una mujer. El ordenador


               se maneja verbalmente; podríamos darle la voz



               de  una  mujer,  la  que  usted  elija.  Un  circuito


               secundario  con  personalidad  de  mujer  dejaría


               campo  de  sobra  para  las  funciones  vitales  del


               ordenador.


                  —Me parece que usted no comprende lo que


               yo…


                  —Mire,  Corbell,  sabemos  que  a  usted  no  le



               hacen  falta  las  mujeres.  De  lo  contrario,  ya


               habría  tomado  alguna;  y  entonces  nosotros  le

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