Page 47 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  Ella  asintió,  radiante,  y  le  siguió  por  la


               escalerilla.  En  ese  momento  Corbell  tuvo  la



               sensación de que el dormitorio cobraba vida en


               un murmullo apenas audible:


                  El raro, el que se adiestra para reactista.


                  Varios  de  los  que  estaban  despiertos  se


               volvieron  para  mirarle.  Sintió  varias  miradas


               clavadas  en  su  espalda  mientras  abría  la


               cremallera de su mono gris. El dormitorio había



               sido  escenario  de  una  serie  de  pruebas.  Entre


               aquellos ojos, un par, cuanto menos, registraría


               cada  una  de  sus  acciones  para  comunicarlas  a


               Pierce.  Pero  para  Corbell  todos  eran  iguales,


               todos  observaban  con  curiosidad  cómo  se


               desempeñaba aquel que no hablaba con nadie.


                  Y,  como  era  lógico,  se  encontró  impotente.


               Tantos  ojos,  y  él  desnudo.  La  muchacha  se


               mostró  preocupada  al  principio;  después,



               compasiva.  Le  acarició  la  mejilla,  como


               disculpándole  o  compadeciéndole;  después  se


               levantó para buscar a otro.


                  Corbell se acostó, escuchando los ruidos, con


               los ojos fijos en la litera superior. Aguardó ocho


               horas.  Al  fin  llegó  un  guardia  para  llevárselo.


               Ya no le importaba lo que hicieran con él.






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