Page 150 - Kraken - China Mieville
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no estaban hechas las leyes de propiedad
intelectual. Los títulos de aquellos que no pudo
localizar los copió trabajosamente y los solicitó a
bibliotecarios y libreros estupefactos, e incluso
preocupados. En un par o tres de ocasiones llegó a
dar con ellos.
Más de una vez se abrió camino por alguna
zona de aparcamiento plagada de hierbajos, y
reventó ventanas para entrar a un pequeño
hospital, abandonado desde hacía tiempo, que
había cerca de su casa. En el silencio que reinaba
en lo que en su día había sido un ala de
maternidad, puso en práctica con diligencia los
estúpidos actos que describían los textos. Desde
luego que se sentía estúpida, pero llevó a cabo las
acciones tal y como se requería, recitando todas las
fórmulas.
En su cuaderno llevaba un registro en el que
anotaba todo lo que había intentado, dónde lo
había leído, si pasaba cualquier cosa. «El libro de
Thot = más bien el libro de las gilipolleces»,
escribió. «Liber Null = una nulidad».
En la mayoría de los casos, no hubo efecto
alguno, o solo lo justo para seguir en la brecha (un
ruido de pasos apresurados allí, una sombra
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