Page 145 - Kraken - China Mieville
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los dedos, como un gato de un dibujo animado.
—Muy bien, tú —le dijo a Billy, que ahogó un
grito y se afanó por zafarse de aquellos dedos
despiadados—. ¿Llevas el pijamita? ¿Has metido
en la maleta el cepillo de dientes? ¿Le has dejado
una nota al lechero? Muy bien, pues vámonos. Ya
sabes cómo son los aeropuertos, y el pequeño
Thomas no lleva bien los viajes, y no me quiero
quedar atascado en una cola, detrás de un grupo
con destino a Cancún, ¿te imaginas? Me
prometiste una y otra vez que nos iríamos por ahí
a pasar un fin de semana tranquilo, y ha llegado el
momento, Billy, de verdad que ya es hora.
Juntó las manos en una palmada y enarcó una
ceja.
—Ya puedes dejar de hacer ruiditos y todo eso
—le dijo al niño—. ¡No sé, de verdad que no, vaya
dos! Adelante.
Tirándole de la nuca, el hombre sacó de allí a
Billy.
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