Page 155 - Kraken - China Mieville
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imaginaba que daba un ágil tirón, abría la puerta


             de golpe y se lanzaba rodando al asfalto, lejos de



             aquellos  secuestradores  arcanos.  Suplicando


             ayuda a los tenderos de aquel colmado turco y de


             la  hamburguesería  Wimpy,  echando  a  correr


             por… ¿dónde estaban? ¿Balham? Cada vez que le


             asaltaba la idea Goss hacía un ruido, che, che, y la


             mano de Subby apretaba un poco más, y Billy se


             quedaba allí sentado, quieto.




                    No tenía cigarrillo, pero cada pocos segundos,


             Goss exhalaba un humo dulce que olía a madera,



             y que llenaba el coche y desaparecía de nuevo.




                    —¡Menuda nochecita, eh! —dijo—. Eh, Subby,


             ¿de qué va ese garbeo? Alguien ha sacado de paseo


             lo  que  no  debería,  ¿no  te  digo?  Alguien  se  ha


             despertado, Subby.




                    Bajó la ventanilla con una manivela vieja, miró


             hacia el cielo y volvió a subirla.




                    Surcaron  las  calles,  de  las  que  Billy  había


             perdido toda consciencia. Debían de encontrarse


             ya por la zona tres o cuatro, donde los comercios


             eran cerrajerías y papelerías independientes. No se


             veían  cadenas  grandes.  No  había  cafeterías  de


             marca ni grandes supermercados. ¿Cómo podían



             llamarse calles? Garajes, almacenes de carpintero,


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