Page 231 - Kraken - China Mieville
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ese mensaje. Delante iba un hombre alto, vestido
con un traje caro y un casco negro de motero. Justo
detrás de él, cogida de su mano, una mujer de unos
sesenta años avanzaba dando traspiés como un
animal inquieto. Tenía el semblante laxo, y llevaba
puesta una gabardina raída.
El hombre llamó a la puerta y la abrió, sin
esperar respuesta. Dentro había un pequeño
despacho. Un hombre en pie que los saludó,
indicándoles los dos asientos que había delante de
su mesa. El hombre del traje no se sentó. Empujó a
la mujer hacia una de las sillas. Mantuvo las manos
sobre los hombros de ella. El abrigo de la mujer se
abrió y no llevaba nada debajo. Tenía la piel fría y
de aspecto enfermizo.
Durante unos segundos no sucedió nada.
Entonces la mujer movió la boca de un modo
extraordinario. Emitió un sonido metálico.
—¿Hola? —dijo el hombre del otro lado de la
mesa.
—Hola —dijo la mujer, entre chasquidos y un
sonido hueco, con voz de hombre, una voz de
Londres. Tenía los ojos vacíos como los de un
maniquí—. ¿Hablo con el señor Dewey de la CIB?
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