Page 235 - Kraken - China Mieville
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ojos.  El  Desmembramiento  de  los  Cantantes,


             mientras Londres se esforzaba por recuperarse del



             Gran  Incendio.  Los  Peatones  de  la  calle  Face  de


             1812  habían  sido  Goss  y  Subby.  No  podían  ser


             otros. Goss, el Rey de los Chanchulleros Asesinos,


             designación que le atribuyó un intelectual romano


             que,  sin  duda  contra  viento  y  marea,  se  había


             resistido  a  ser  identificado.  Subby,  de  quien  los


             que saben de esto decían que fue quien inspiró el



             poema de Margaret Cavendish sobre el «fruto de


             la carne y la malevolencia».




                    Los  putos  Goss  y  Subby.  Deslizándose


             furtivamente  a  través  de  la  historia  de  Albión,


             desapareciendo  durante  diez,  o  treinta,  o  cien


             benditos años enteros, para regresar, «Hola, ¿qué


             tal?», guiñándote el ojo, con un brillo de sociópata,


             para  venir  a  ofrecer  sus  servicios  como


             profanadores de sarcófagos.




                    Goss            y        Subby              no          tenían             ninguna


             particularidad.  Si  uno  trataba  de  recabar  alguna


             información acerca de cuáles eran exactamente sus



             trucos,  lo  que  Collingswood  seguía  considerado


             sus  superpoderes,  lo  único  que  conseguía


             averiguar era que Goss era un «cabrón sanguinario


             como  no  hay  otro  igual».  Supersanguinario;  el


             Capitán  Cabronazo.  No  tenía  ninguna  gracia.


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