Page 236 - Kraken - China Mieville
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Podías considerarlo todo lo banal que quisieras, si


             eso te hacía sentir mejor, pero el mal era el mal.



             Goss  podía  abrir  la  boca  hasta  zamparse  a  una


             persona, se decía por ahí, podía darle un puñetazo


             a otro hasta atravesarlo, podía escupir fuego para


             cubrir de llamas a un tercero. Cualquier cosa.




                    La primera vez que Collingswood había leído


             algo sobre ellos fue en el facsímil de un documento


             del siglo XVII, una descripción del «regalador de


             mal de manos largas y el muerto viviente de su


             hijo», a lo largo de las semanas que siguieron, al no



             estar familiarizada con las fuentes antiguas, había


             creído que se llamaban Goff y Fubby. Ella y Baron


             se  echaron  unas  buenas  risas  a  propósito  de


             aquello.




                    «Afí  puef»  decía  ella,  «¿lo  ef?  ¿Ef  la  obra  de


             Goff y Fubby?». Baron llegó, de hecho, a soltar una


             breve risa. «¿Ef fu moduf operandi?»




                    Y ese era el problema. Goss y Subby no tenían


             nada  semejante  a  un  modus  operandi.  Baron,


             Vardy  y  Collingswood  escudriñaron  al  hombre


             conservado. Consultaron sus notas, tomaron más,


             circunnavegaron  el  cuerpo,  musitaron  palabras



             para sí y para los demás.




                    —Lo  único  que  podemos  decir  sin  miedo  a


                                                                                                          235
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