Page 243 - Kraken - China Mieville
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«No podemos ver el universo», leyó Billy en un


             texto  escogido  al  azar.  Estaba  improvisado,  con



             letra torpe:



                    No podemos ver el universo. Nos hallamos en



             la oscuridad de una trinchera, un corte profundo,


             aguas  oscuras  más  pesadas  que  la  tierra,


             presencias iluminadas por nuestra propia sangre,


             pequeñas bioluminiscencias, heroicas y patéticas.


             Prometeos  demasiado  asustados  o  débiles  para


             robar  el  fuego,  pero  aún  capaces  de  brillar.  Los


             dioses están entre nosotros y no les importa, y no



             se parecen en nada a nosotros.




                    Así  es  como  somos  valientes:  seguimos


             adorándolos a pesar de todo.




                    Volúmenes  antiguos  abarrotados  de  adenda,


             que  eran  Catechismata  repujados.  Álbumes  de


             recortes  con  fragmentos  pegados.  Ediciones


             anotadas  con  anotaciones  en  la  notas,  y  así


             sucesivamente  en  pródiga  interpretación,  una


             implacable hermenéutica téuthica.




                    Leyó los nombres de Dickins y Jelliss, Ajedrez


             de Alicia. Una profusión de versiones mutantes del


             juego con reglas arcanas, alfiles y peones a los que


             se          atribuyen                 poderes                extraños,                piezas



             metamorfoseadas llamadas «saurios», «torales» y


                                                                                                          242
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