Page 254 - Kraken - China Mieville
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El calamar de los cojones trae a todos de cabeza.
No se imagina la de pirados que están llamando.
—¿Cómo va con todo eso?
Emitió un ruido obsceno.
—Que le den, jefe —dijo. No le contó lo de su
nueva pesadilla recurrente, la arrojaban desde un
coche y se estrellaba contra una pared de ladrillo.
—Pero, definitivamente, ¿es para nosotros, ese
asunto de Putney?
—Apostaría a que sí —dijo Collingswood—.
Con moretones como esos.
Un cuerpo había estado alterando
lánguidamente la orilla de piedra con el azote del
agua. Se trataba de un periodista que guardaba
especial interés en temas laborales, y al que
aparentemente habían aplastado. Habían remitido
el crimen a la UDFS cuando un patólogo señaló
que los cuatro enormes estacazos que tenía el
hombre en el pecho parecían un poco como si los
hubiera producido un único puñetazo de una
mano inconcebiblemente grande.
Baron miró su pantalla.
—Mensaje de Harris.
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