Page 278 - Kraken - China Mieville
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Los dos hombres se miraron. Dane dijo, en voz
baja:
—No me hagáis perder el tiempo.
¿Qué? ¿Acaso iban a desobedecer a Dane
Parnell en persona? Abrieron la puerta.
—No echéis la llave —dijo Dane—. Vuelvo en
un segundo.
Condujo a Billy escaleras arriba, que iba detrás,
arriesgando un breve vistazo a su espalda. Dane
abrió la trampilla de un empujón y tiró de él entre
baluartes de basura hasta la trastienda de la Iglesia
de Cristo del Sur de Londres.
La luz se colaba a borbotones por las ventanas.
El polvo de Londres se asentó a su alrededor. Billy
pestañeó.
—Bienvenido al exilio —dijo Dane sin hacer
ruido, bajando la puerta. Ahora era un traidor, por
su fidelidad al deber—. Vamos.
Pasaron por la cocina, los servicios, los trastos
amontonados. En la sala principal, las sillas
formaban un círculo. Billy y Dane se toparon con
una reunión en la que participaban, sobre todo,
mujeres mayores, que interrumpieron su
cháchara.
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