Page 579 - Kraken - China Mieville
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Las tripas de las palomas estaban volviendo a
hacer de las suyas, y los repugnantes resultados de
estas ansiedades componían un estrafalario
material de relleno para las noticias. Otras grescas
urbanas tenían cada vez más dificultades para
pasar desapercibidas a ojos de la banalización
selectiva. A duras penas ardían los combustibles
en las chimeneas domésticas. Reinaba una
especulación nerviosa acerca de las condiciones
atmosféricas. Toda llama ardía de mala gana.
Como si hubiera una cantidad limitada disponible,
como si las estuvieran reservando, ahorrándolas
para algo.
Además, oh sí, estaba desapareciendo gente.
En la guerra no había civiles, ni bolas de fuego
entre benditos ignorantes y aquellos que estaban
íntimamente ligados a redes, mercadeos de crimen
y religiosidad. Y los londinenses, incluso los que
eran incuestionablemente convencionales, estaban
desapareciendo. No con ese proverbial «sin dejar
huella», sino dejando rastros de lo más
desconcertante: un zapato; la compra que habían
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