Page 687 - Kraken - China Mieville
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vez le está rezando a su caracol.




                    —Estúpida escoria judía de caracol —dijo otro.




                    —Guau —dijo el hombre perro nazi.




                    —¿Dónde está Billy, escoria?




                    —¿Dónde está el calamar?




                    —Tu calamar muerto no va a venir a salvarte.




                    Todos se echaron a reír. Permanecieron en la


             sala sin ventanas. Vacilaron.




                    —Judío estúpido —dijo uno. Volvieron a reír.




                    Hay  tantísimas  formas  de  experimentar  el


             dolor. Existe un número casi ilimitado de maneras


             de  infligirlo,  pero  el  dolor  en  sí,  diferenciado


             inicialmente  de  forma  muy  vívida  en  todas  sus


             especificidades, se convierte, inevitablemente, en


             simple dolor. No es que a Dane la idea de padecer



             más le resultara indiferente: se estremeció cuando


             los  hombres  se  burlaron  de  él.  Pero  estaba


             impresionado  porque  lo  hubieran  puesto  dos


             veces al borde de la muerte mediante sus afiladas


             intervenciones y que él siguiera sin contarles que


             sabía dónde estaba el kraken, y quién lo tenía, y


             dónde podía estar Billy. Esto último él tampoco lo



             sabía, pero bien podría haberles dado las pistas, y



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