Page 689 - Kraken - China Mieville
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la mugre londinense los sorbió y tiró de ellos hacia


             el  fondo,  valiéndose  de  remolinos  y  resacas



             importadas  de  su  ancho  ser  oceánico.  Algunos


             alcanzaron  las  escaleras,  pero  más  de  uno  fue


             derribado  por  efecto  de  olas  inoportunas  y


             brutalmente obligado a permanecer sumergido y,


             sumido en el desconcierto, a escasos centímetros


             de la ciudad, empezaba a ahogarse.




                    El  agua  le  llegó  a  Dane  hasta  la  barbilla.  Se


             preguntó si también lo mataría a él. Se dio cuenta


             de que le importaba, sí, le importaba. Kraken déjame



             respirar.




                    A  los  nazis  que  subían  por  las  escaleras  los


             estaban esperando. El fáser de Billy los redujo. Ya


             no           cabía             el         aturdimiento.                     Descendió,


             disparándoles  a  medida  que  llegaban.  Lanzó  un


             rayo al rojo vivo que atravesó el pelaje del hombre


             perro  adorador  de  Hitler.  Dirigiéndose  hacia  la


             sala  de  tortura,  Billy  gruñó  como  un  auténtico


             animal  y  disparó  muchas  veces  mientras  el  mar


             rugía y hacía pedazos la parafernalia nazi de pared



             a pared, y hundiéndola como en lo más profundo


             del mundo.




                    —Dane —dijo—. Dane, Dane, Dane.




                    Se  arrodilló  en  la  marejada.  Dane  resolló  y


                                                                                                          688
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