Page 747 - Kraken - China Mieville
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oceánicas, pero nadie lo admitió.




                    —Dime lo que tengas que declarar a tu favor —


             dijo el Tatuaje—. Da una patada hacia atrás.




                    Se lo dijo al cuerpo sobre el que se encontraba,


             y el hombre lo hizo con torpeza, pero el golpe no



             impactó ni en la puerta ni en nada.



                    —Como vuelvas a joderme con mis negocios



             tendrás guerra —dijo el Tatuaje—. Coche.




                    Se  dirigía  al  cuerpo,  y  el  hombre  caminó  a


             trompicones  hacia  el  vehículo.  El  Tatuaje  estaba


             desquiciado porque el mar lo había amilanado. El


             mar no se deja amedrentar, ni tan siquiera por el


             Tatuaje,              diría          la       gente            después.               Nadie


             amedrentará  al  mar.  Esa  voz  corrió  como  la


             pólvora.




                    Otro revés inquietante de la historia. Imposible


             de  describir,  un  tartamudeo,  una  alteración,  el



             calendario  de  dos  por  dos  que  daba  pie  a  otra


             maldición que parecía, olía, sonaba igual, pero que


             no se sentía igual, no en su propia carne. En las


             nubes había más de esa extraña ira, más luchas,


             memoria  frente  a  foclusión,  en  una  bronca


             celestial. Cada golpe reconfiguraba los fragmentos


             en  la  mente  de  los  londinenses.  Solo  los  más





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