Page 812 - Kraken - China Mieville
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Billy tomó una decisión. Corrió y se contrajo, y


             el tiempo se sincopó y se rompió un cristal. Con su



             fáser, hizo que un guardián saliera volando. Dane


             lo siguió y agarró al hombre tatuado, que lo miró


             tan  aterrorizado  que  su  imagen  resultaba


             sobrecogedora.




                    —¡Vamos!




                    Dane  y  Billy  se  lo  llevaron  con  ellos  (medio


             rehén, medio rescatado) por el terreno mugriento


             donde  los  últimos  cuerpos  esperaban  a  ser


             recogidos.                 Ahora             había            policías,             figuras


             profiriendo a gritos absurdas amenazas de arresto,



             que salían de la oscuridad para adentrarse en la


             oscuridad,  tal  vez  arrojando  hechizos,  de  la


             naturaleza  que  fuera,  que  pudieran,  solo  por


             aquella  noche,  chisporrotear  como  fuegos


             artificiales mojados. El hombre vestido de cuero se


             mecía casi como un niño entre la mano apretada


             de  Dane  y  la  de  Billy.  Susurraba.  Por  debajo  de


             aquellos ruidos se oía otro sonido, las protestas, la


             ira  y  las  amenazas  del  Tatuaje  por  debajo  de  su



             chaqueta.
















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