Page 948 - Kraken - China Mieville
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—Pues vamos —dijo—. Tú, estrellita de las
narices.
Paul bajó, caminó igualmente hacia el coche;
entonces, abruptamente, echó a correr, pasando a
Collingswood y a los desmañados agentes que la
acompañaban, en dirección a la salida. A ella la
golpeó al pasar, de manera que se tambaleó y el
cigarrillo se le cayó.
—Niño malo, puto niño malo —gritó—.
Inmovilizad a ese cabrón.
Uno de los agentes falló, pero otro alcanzó a
Paul en la espalda, en su oculto Tatuaje, con los
cables de descarga eléctrica. Paul lanzó un chillido
y cayó, entre espasmos.
—¡Pare, pare! —gritó Marge—. ¿No saben
quién es, no saben lo que…? No puede soportar
que lo vuelvan a encerrar, por eso…
—¡Uy, uy! —dijo Collingswood—. ¿Tengo
pinta de que me importe una mierda?
Se quedó vigilando a Paul mientras este hacía
esfuerzos por respirar. En verdad no parecía que
le importara una mierda. Tenía una expresión no
de remordimiento, precisamente, sino de agitada
irritación, como si la fotocopiadora se hubiera
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