Page 999 - Kraken - China Mieville
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reescribir  las  reglas,  reelaborar  el  proyecto,


             empleando  las  tintas  almacenadas  en  el  propio



             mar.  ¿Iba  a  detenerse  ahora?  Lo  único  que


             necesitaba era esa noche.




                    Por ese motivo, cuando Billy se asomó por el


             borde  de  ladrillo,  vio  los  papeles  en  espiral,


             impacientes,  vio  a  Byrne  portando  una  gran


             botella  de  su  jefe  en  actitud  protectora,  vio


             pistogranjeros  en  guardia,  y  vio  a  sus  colegas,


             pateando  y  pateando  como  unos  animales  y


             policías en la entrada principal.




                    Como  reducto  del  océano  con  residencia  en



             Londres,                esta          casa          estaba            envuelta               en


             encantamientos talásicos. Pero parte de su defensa


             se basaba en la certeza de que nunca sería preciso


             recurrir a ellos, y ahora el ataque se apoyaba en la


             incansable  atención  maléfica  concentrada  de


             Grisamentum. Valiéndose de una gran jeringa de


             cocina, Byrne inyectó un chorro de él al interior del


             mecanismo de la cerradura, sobre los goznes. Tan


             cercano  a su  conversión, se  mostraba desdeñoso



             con la materia de su sustancia. Escribía maleficios


             de  debilitamiento  en  las  entrañas  del  ojo  de  la


             cerradura. La arremetida de una bota más.




                    —No,  no  —dijo  Billy,  tratando  por  todos  los




                                                                                                          998
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