Page 670 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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—Al menos treinta horas.
Holsten asintió.
—¿Puedes traerme algo de comer?
—Claro.
—Entonces déjame con esto y veré si puedo
descifrar una parte para Karst. —Alpash se
incorporó para irse, y por un momento Holsten
quiso pararlo y hacerle la pregunta imposible que
los historiadores nunca pueden hacer sobre las
cosas que estudian: ¿Cómo es ser tú? Una cuestión
que nadie puede responder, porque nadie puede
salir lo suficiente de su propio marco de
referencia.
Con ayuda de la tribu, Holsten pudo localizar en
los sistemas de la Gilgamesh una parte de sus
herramientas electrónicas para intentar
descerrajar los mensajes. Le dieron lo que pidió,
y luego lo dejaron solo para que trabajase. Tenía
la sensación de que, a lo largo de la nave, muchos
nacidos a bordo y recién despertados se estaban
preparando para el momento al que conducía su
vida desde hacia generaciones, y desde hacía
siglos de sueño, respectivamente. Le alegraba
estar aparte. Aquí, en el decrépito final del
tiempo, el clasicista Holsten Mason se alegraba
de estar enfrascado en unas transmisiones
incompresibles y buscando fútilmente su
significado. No era como Karst. Ni era como
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