Page 104 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—Bueno, a mí, sí. Tenemos que mantenernos
unidos ante estos nativos. Está usted agotado. Ya se
lo he dicho, lo perdono.
—No necesito su perdón.
—No sea idiota. ¿No ve que es una triquiñuela de
Burton? Ha engañado a esta gente, les ha cegado los
ojos. Ha disfrazado su interés por las minas y el
petróleo de la región con un barniz religioso. Es
usted muy tonto, Martin. Muy tonto. Ya es tiempo
de que conozca a los terrestres. Recurren a
cualquier cosa —blasfemias, mentiras, trampas,
robos, asesinatos— para alcanzar sus fines.
Cualquier cosa es buena si da resultado. Un
verdadero pragmatista. Eso es Burton. Usted lo
conoce bien. —El capitán se rió forzadamente—.
Vamos, Martin. Esta es otra de esas típicas
canalladas de Burton. Comprar a esta gente con
zalamerías, y luego, cuando llegue el momento,
arrancarles la piel.
—No —dijo Martin, pensativo.
El capitán extendió una mano.
—Es Burton. Es él. Con sus métodos de siempre, la
misma suciedad y los mismos crímenes. Tengo que
admirar a ese viejo dragón. Una llamarada aquí, un
resplandor allá, una palabrita dulce y una caricia,
un poco de ungüento y unos cuantos rayos
medicinales… Burton, de cuerpo entero.
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