Page 241 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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—Voy a tener que limpiar con vacío todo el sector —dijo
Sanderson, con el aliento siseándole a través de los filtros.
«Si vivimos lo suficiente para que sea necesario», pensó
Irizarry, pero tuvo el sentido común de mantener la boca
cerrada. No hablabas de derrota en presencia de un político.
Y si tenías la mala suerte de llamar la atención de uno desde
luego no dejabas que te viera pensándolo.
Mangosta avanzó despacio, adelante, pero Irizarry se
dio cuenta de que tenía cuidado de quedarse en el rango de
alcance de sus luces y al menos uno de sus zarcillos
permanecía atrás fijándose en él y en Sanderson todo el
tiempo. Si esta fuera una plaga normal, Mangosta estaría
correteando por los techos del pasillo, dejando trozos de
limazón a medio comer y una estela de icor bioluminiscente.
Pero esta vez avanzaba cuidadosamente, tanteando cada
nueva superficie con barbillones temblorosos, de forma que
a Irizarry le recordaba a una araña vacilante o a un pulpo
explorador.
Él caminaba con cuidado detrás de ella, viendo cómo sus
colores se volvían más oscuros y cautelosos. Mangosta se
detenía en cada cruce, probaba el aire en cada dirección y
esperaba a que su escolta la alcanzase.
La mayoría de las tuberías de servicio de la estación

