Page 246 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
P. 246

246


         una nave de acero una vez; fue pura suerte que no agrietara

         el casco.



                Y, por supuesto, una vez que empezaba a desovar, como


         esta, podían producir entre diez y veinte crías al día desde

         una semana hasta un mes, según el suministro de alimentos.

         Y  cuantas  más  crías  producía  más  débiles  se  volvían  los

         muros del mundo y más se acercaban los magnapresas.



                —Lo  primero  que  tenemos  que  hacer  —le  dijo  a  la


         coronel Sanderson—, y quiero decir a la de ya, es matar a la

         reproductora.  Entonces  pone  en  cuarentena  la  estación  y

         coge equipos de voluntarios para que cacen a las errantes

         antes de que puedan traer a otra reproductora, o convertirse


         en  una,  o  cómo  coño  lo  hagan,  que  no  tengo  ni  idea,

         francamente.  Hará  falta  fuego  para  limpiar  este  nido  de

         limazones,  pero  es  posible  que  Mangosta  y  yo  podamos


         coger  al  resto.  Y  digo  fuego,  coronel  Sanderson.  A  los

         limazones el vacío no les hace ni una mierda.



                Ella podría haberle reprochado su lenguaje, pero no lo

         hizo. Simplemente asintió y dijo:



                —¿Cómo matamos a la reproductora?



                —Sí —dijo Irizarry—. Esa es la cuestión.



                Mangosta  chasqueó  bruscamente  un  sonido  de
   241   242   243   244   245   246   247   248   249   250   251