Page 245 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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         ella dijo, bruscamente:



                —Usted es el experto. Razón por la cual asumo que fue

         llamado a la estación Kadath y por la que la patrona Lee ha


         estado tan ansiosa de que yo no lo sepa. Aunque con una

         plaga  de  este  tamaño  no  sé  cómo  pensaba  que  iba  a

         esconderlo más tiempo, de todos modos.



                —Lo habría llamado sabotaje —dijo Irizarry, ausente—.

         O habría culpado a los cristianos. O a los branquiados. O a


         algunos  colonos  contrariados,  como  la  tripulación  de  la

         Caruso. Pasa mucho, coronel. Llega alguien como yo y como

         Mangosta  y  limpia  los  limazones,  las  autoridades  de  la

         estación aplican mano dura con quien sea que les haya dado


         más  guerra  y  la  vida  sigue  su  curso.  Pero  Lee  esperó

         demasiado.



                Abajo, en el pozo, la reproductora volvió a sacudirse.

         Las rantas parturientas eran lentas —mucho más lentas que


         las jóvenes o las adultas errantes sexualmente inactivas—

         pero eso era porque llevaban corazas como armadillos de

         titanio. Cuando se sentían amenazadas pasaba una de dos

         cosas: o bien las crías iban en manada hasta mamá, mamá se


         hacía una bola y entonces hacía falta un arma nuclear táctica

         para matarlas, o bien mamá se ponía belicosa. Irizarry había

         visto una reproductora cabreada arrancar un mamparo de
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