Page 452 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 452

sido  robados  por  la  Guardia  Roja  y  fueron


              reemplazados  más  tarde  por  material  post‐Mao


              que no era tan elegante. La dirección mantenía las


              bebidas bajo llave cuando los ractores trabajaban,


              al  no  compartir  ninguna  noción  romántica  sobre


              genios  creativos  que  abusaban  de  ciertas  sus‐


              tancias. Miranda salió tambaleándose de su caja, se


              sirvió  un  refresco,  y  se  sentó  en  una  silla  de


              plástico. Juntó las manos como si fuesen un libro y


              hundió  la  cara  en  ellas.  Después  de  respirar


              profundamente  un  par  de  veces  le  saltaron  las


              lágrimas, aunque vinieron en silencio, un relajante


              llanto temporal, no la catarsis que había esperado.


              Todavía  no  se  había  ganado  la  catarsis,  lo  sabía,


              porque  lo  que  había  sucedido  era  sólo  el  primer


              acto. Sólo el incidente inicial, o como lo llamasen en


              los libros.





                 —¿Una sesión dura? —dijo una voz. Miranda la


              reconoció,  pero  apenas:  era  Cari  Hollywood,  el


              dramaturgo, su jefe de hecho. Pero esa noche no


              sonaba como un brusco hijo de puta, lo que era un


              cambio.





                 Cari  rondaba  los  cuarenta,  medía  casi  dos


              metros, era de robusta constitución y muy dado a


              vestir largos abrigos negros que casi arrastraba por


              el  suelo.  Llevaba  el  largo  pelo  rubio  ondulado


                                                                                                          452
   447   448   449   450   451   452   453   454   455   456   457