Page 69 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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Durante las siguientes horas, Bud sintió como si


              todos en la calle le vigilasen. Bud ciertamente los


              vigilaba,  buscando  los  trajes,  las  cintas  de  color.


              Pero vio a un hombre con pantalones cortos y una


              camiseta: un negro con pómulos altos, uno de los


              cuales estaba marcado con una diminuta cicatriz y


              con ojos casi asiáticos en alto estado de alerta. Por


              tanto,  no  podía  contar  con  que  los  ashantis


              vistiesen ropas estereotipadas.





                  Poco después de eso, Bud intercambió ropas con


              un  indigente  en  la  playa,  dejando  todo  el  cuero


              negro y consiguiéndose una camiseta y pantalones


              cortos  propios.  La  camiseta  era  demasiado


              pequeña; le tiraba del sobaco y se apretaba contra


              los músculos por lo que sentía aún más el eterno


              hormigueo. Deseó poder desconectar los estimula‐


              dores,  relajar  los  músculos  sólo  por  una  noche,


              pero eso hubiese exigido un viaje a la modería, y


              había llegado a la conclusión de que los ashantis


              tendrían vigiladas todas las moderías.





                  Podía haber ido a varios burdeles, pero no sabía


              qué tipo de conexiones podrían tener los ashantis


              —ni  siquiera  sabía  qué  era  exactamente  un


              ashanti— y no estaba seguro de poder tener una


              erección en esas circunstancias.


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