Page 75 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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La caba cambió al trote y fue hacia él. De pronto
había ashantis por todas partes. Se preguntó
cuánto tiempo llevaban siguiéndole. Todos tenían
hermosas sonrisas. Llevaban en las manos
pequeños dispositivos, que apuntaban al
pavimento, con el dedo justo al lado del gatillo
hasta que el tipo de la caba les dio otra orden. De
pronto, todos parecían apuntar en dirección a Bud.
Los proyectiles se pegaron a la piel y la ropa y se
extendieron a los lados, soltando metros y metros
de una sustancia laminal sin peso que se pegó a sí
misma y se contrajo. Uno le acertó en la parte de
atrás de la cabeza y la sustancia le rodeó para
retenerle. Era tan gruesa como una burbuja de
jabón, y podía ver bien a través de ella —le sostenía
uno de los párpados por lo que no podía evitar
ver— y todo ahora tenía el aspecto de arco iris
característico de las burbujas de colores. Todo el
proceso de empaquetado llevó quizá medio
segundo, y luego Bud, momificado en plástico, se
cayó de boca. Uno de los ashantis tuvo la
amabilidad de agarrarlo. Lo depositaron sobre la
calle y lo pusieron de espaldas. Alguien pinchó con
la hoja de una navaja sobre la boca de Bud para
romper la película y que pudiese así respirar de
nuevo.
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