Page 265 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—¿Y durante cuánto tiempo piensas mantener‐

               lo?

                      —Durante  un  milenio,  como  es  natural.  Mil


               años, ¿cuántos, si no?

                      —¿Y cómo puede nadie medir los años cuando

               no existen ni la noche ni el día, puesto que la una y


               el otro son eternos?

                      —Olvidas, Sean, lo mismo que lo olvidan todos

               mis  hijos,  una  vez  libres  de  la  tiranía  del  tiempo,


               que este mundo todavía gira alrededor de un sol.

               Cada giro supone un año más..., sin otra medida de


               tiempo, ciertamente, pero no deja de ser un año.

                      —Hasta que hayas contado un millar de vuel‐

               tas. Y luego, ¿qué?


                      —Se habrá completado la Obra.

                      —¿Se habrá cumplido Tu Voluntad? ¿O será la


               nuestra? ¡Eres una extraña deidad gnóstica cristia‐

               na para andar así por el espacio!

                      —Yo reflejo...


                      —Ya lo sé, a Knossos y a su alquimia gnóstica.

               Debe  existir  alguna  manera  de  verte...  ¡como  tú

               mismo te ves! Ésa es la verdadera Obra, ¿verdad?


               ¿Atravesar ese tapiz de simbolismos vivientes? Eso

               es lo que quieres que hagamos, ¿no es cierto? Por‐

               que eres prisionero de ese tapiz tejido de ti mismo.


               ¿A que tengo razón, extraterrestre sobrehumano?

                      Dios se mostró ligeramente ofendido.

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