Page 268 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 268
Había dos Evas para un Adán: la una totalmen‐
te negra, la otra blanca y dorada. Sean localizó
primero a Muthoni, que estaba descansando con
Jerónimo a orillas del estanque de la fuente de por‐
celana. Más allá se abría una sabana africana que
llegaba hasta una cordillera fragosa de cimas ali‐
neadas como una hilera de abrigos, chaquetas y
americanas de piedra. Sólo una jirafa blanca, con
una cabeza como dibujada, recorría aquella sabana,
o quizás a lo lejos también un elefante.
Luego fue Denise quien se acercó al lago, tras
salir de entre los naranjos.
—He hablado con el Dios. Quiere algo, pero no
puede decirnos lo que es. Primero debo saberlo yo.
El Diablo se había tragado a Sean (y lo había
digerido) tan pronto como él sugirió que, en reali‐
dad, era el Diablo quien adoraba al Hombre. Y
Dios, según había dicho él mismo, era el Hijo del
Hombre. ¿Sería entonces una deidad esquizofréni‐
camente entrampada por aquella banda de neosi‐
mios cosmonautas?
—¿... cuyo Führer psíquico fue Heinrich
Strauss?
—¡Hum! Pero yo fui el capitán —observó Jeró‐
nimo, picado. Por lo visto su reciente seguridad
empezaba a evaporarse—. Nunca le conocí en per‐
268

