Page 323 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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unos  logros  y  unos  propósitos.  Tomando  de  la

               energía propia del Vado, cons truimos un mundo

               que gire, con un núcleo de materia colapsada, para


               que este mundo tenga gravedad, y con una atmós‐

               fera, ya que esa forma de vida parece necesitar de

               ambas cosas. —Sean se sintió las costillas, los hue‐


               sos  y  las  articulaciones—.  Sobre  la  corteza  de  ese

               mundo animamos sus dones, según ellos mismos,

               y en la medida en que somos capaces de entender‐


               los.  Una  pequeña  parte  de  nuestra  horda  mental

               entra en nuestra proyección como aqua vitae de la


               misma, como su espíritu de vida, para experimen‐

               tarla mejor.

                      »Durante largo tiempo nos consideramos satis‐


               fechos con esa reanimación de su vida. Se suceden

               millones de rotaciones de esa cáscara de mundo; en


               el  universo  reina  el  silencio,  el  ruido  de  fondo.  Y

               entonces  interceptamos  otro  mensaje  de  vida.  Y

               volvemos  a  crear  otra  corteza  terrestre.  Una  vez


               más proyectamos el mensaje en forma sólida, en la

               medida  en  que  somos  capaces  de  adivinar  todo

               aquello que permanece tácito. Y otra vez, una pe‐


               queña parte de nosotros mismos se dedica a imitar

               lo  que  debieron  ser.  Lo  que  perpetuamos  es  una

               idea de la idea que ellos tenían de sí mismos.


                      «Los soles blancos se hallan ya bien avanzados

               dentro de la serie principal cuando nuestra horda

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