Page 318 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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recían en aquel mismo proceso) habló una voz, que
por esta vez no era la suya propia e interior.
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Estaba en ninguna parte, en medio de nada. No
obstante, una claridad nacarada alumbraba esa na‐
da, sin sugerir por ello ni cerca ni lejos, ni arriba ni
abajo. Creyó que estaba agitando los brazos y las
piernas mientras procuraba orientarse, pero luego
abandonó el intento. No tenía brazos ni piernas,
aunque su sistema nervioso creyera que los tenía.
La mano que creía poner delante de la cara, senci‐
llamente, no estaba. El colapso de la retícula le ha‐
bía privado de un exterior. Era como si hubieran
desconectado la proyección de la realidad. Ahora
era sólo una partícula, un punto, carente de dimen‐
siones.
Y una voz le hablaba.
¿Le reprogramaban mediante la privación sen‐
sorial? No tenía ninguna otra opción en esta mate‐
ria, sobre todo, puesto que la materia allí no existía.
—El no lugar no es la nada, Sean. El no lugar es
el Vado. Escucha: hay más energía encerrada en un
solo dedal de Vacío —y entonces experimentó la
sensación de unos dedos agarrando... nada—, que
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