Page 325 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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Donde  otros  mundos  tenían  sueños,  nosotros  tu‐

               vimos que soñar mundos. Hemos de reingresar en

               la existencia para comprender ese punto omega de


               nuestro  comienzo.  Idénticos  a  nosotros  mismos,

               asumimos  identidades  ajenas  hasta  donde  podía‐

               mos simularlas. ¿Será nuestro único propósito el de


               mantener los propósitos de otros? ¿Y cómo puede

               existir  un  propósito  para  nosotros,  los  que  senci‐

               llamente nos limitamos a ocurrir? Hemos de estu‐


               diar todos esos propósitos ajenos para llegar a sa‐

               berlo.  Pero  nunca  habíamos  tenido  un  encuentro


               personal con ellos; los conocíamos sólo en la forma

               recreada  por  nosotros.  Ya  que  se  trataba  siempre

               de desaparecidos largo tiempo ha. Y ellos jamás se


               conocieron  entre  sí,  excepto  a  través  de  nuestra

               horda  mental.  De  manera  que,  ¿cómo  podríamos


               saber si acertábamos en nuestra representación de

               ellos? Éramos una vida mimética.

                      Sean se descubrió la lengua y la pasó por sus


               labios, con lo cual dejaron de estar sellados.

                      —¿Hasta que la Copernicus se encontró con una

               de  vuestras  cáscaras  de  mundo  que  orbitaba  por


               aquí?

                      —Vosotros sois la primera forma de vida que

               hemos conocido directamente, con su propia fuerza


               vital  intacta,  sus  propias  fuerzas  simbólicas  de  la

               mente profunda. Nos dejamos atrapar alegremente

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