Page 324 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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mental, siempre buscando, capta otra señal para
animarla. Pasan los eones. ¡La vida es tan escasa en
estas enormes distancias, y tan frágil! Aunque, con‐
siderando la totalidad del universo, forzosamente
deben existir muchos ejemplos de ella.
«Cuando nuestras estrellas blancas se dilatan y
se convierten en gigantes rojas, quizás habremos
recibido una veintena de mensajes de la vida que
ha alcanzado esa culminación. ¿Pueden captarse
mutuamente? Lo dudamos, ¿Qué ocurre después
de haber alcanzado esa culminación? No lo sabe‐
mos. Tal vez ella agota el mismo mundo en donde
se produce, o tal vez se agota a sí misma. Nuestros
soles se dilatan y pronto van a colapsar y estallar.
Tomamos de la energía del Vacío que tenemos a
nuestra disposición para enviar nuestras veinte
cáscaras de mundo en diferentes direcciones, de‐
volviendo entre las estrellas a esos seres presunta‐
mente muertos que habitaron la galaxia, en un acto
que vosotros llamaríais de cul‐
to/homenaje/admiración/conmemoración.
»Somos tan viejos, y al mismo tiempo tan jóve‐
nes. El más joven de vosotros contiene mil millones
de años de evolución. Nosotros estamos en un pun‐
to terminal de la evolución, si es que tal punto exis‐
te, desde el comienzo de nuestra existencia. Empe‐
zamos ʺperfectosʺ y recaemos en las realidades.
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