Page 321 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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zón de que puede ocurrir así, y por tanto está ocu‐
rriendo en este momento) que emite energía vital
coherente: una retícula de energías organizadas
que gozan de conciencia. La energía vital surge,
consciente de sí misma, en medio del caos estocás‐
tico. Una horda mental de fuerzas electromagnéti‐
cas. Nosotros.
«Mutamos. Nos desplazamos. Nos equilibra‐
mos. —Ahora tenía tímpanos, oído interno y senti‐
do del equilibrio—. Nos fijamos sobre los billones
de motas de polvo de la nebulosa como si fuesen la
semilla capaz de solidificarnos. —Le brotó el pene
y le dolieron las gónadas—. La radiación de los so‐
les nuevos y más calientes nos alimenta. Cuando
estos soles calientes despejan el resto de la nebulo‐
sa y abren cielos claros sobre el resto del universo,
nos maravillamos de existir. Nos hallamos dotados,
desde aquel momento de nuestro origen, de la ca‐
pacidad de utilizar la propia energía del Vado. Po‐
demos hacer que aparezcan, no simples pares de
partículas (la materia elemental de la creación es‐
pontánea) sino, realmente, un zafiro del tamaño de
un planeta, un árbol, un piano de cola. Pero necesi‐
taríamos saber qué son esas cosas...
»No lo sabemos. Nuestro nacimiento fue una
irrupción súbita en la existencia. Carecemos de ar‐
quetipos. Carecemos de contenido. —Sean buscó y
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