Page 79 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—¡Es  la  cabalgata!  —exclamó  Sean,  al  mirar

               hacia abajo.

                      —¡Ah! ¿La recuerdas?


                      —Yo también —asintió Denise.

                      —Encontraréis  muchas  cabalgatas  así,  amigos

               míos.  Surgen  espontáneamente  en  los  lugares


               apropiados.

                      Las  mujeres  vadeaban  y  nadaban  dentro  del

               mismo lago. Algunas de ellas eran negras; una alzó


               en la mano una pelota o una baya gigante y luego

               la  arrojó  en  medio  del  tropel  de  bañistas  como


               quien hace el saque inicial de un partido de water‐

               polo. Garcetas blancas y cuervos negros levantaron

               el vuelo y se posaron sobre las cabezas y los hom‐


               bros  de  las  mujeres.  El  lago  estaba  lleno  de  ellas,

               sin que se produjese la intrusión de ningún hom‐


               bre;  la  cabalgata  de  los  machos  giraba  alrededor

               del lago a la distancia impuesta por la circunspec‐

               ción. Montaban a lomos de osos y jabalíes, de ca‐


               brones, caballos y camellos, de bueyes y venados.

               Uno de los hombres iba sobre un felino manchado

               que  llevaba  el  rabo  muy  tieso,  era  un  lince  tan


               grande como cualquier pony. Un grifo giraba tam‐

               bién  con  la  rueda,  con  las  alas  plegadas  bajo  los

               muslos  de  su  jinete,  y  un  unicornio  blanco  daba


               corvetas y embestía al aire con su largo cuerno se‐

               mejante al de un narval. El aire casi crepitaba debi‐

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