Page 328 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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emisoras de onda corta sólo transmitían jazz ligero,
mientras los locutores dormían unas últimas horas
antes de que empezaran los programas matutinos. Lo
que a mí me interesaba eran las últimas noticias.
Aunque sólo contaran incendios, guerras y asaltos. Lo
importante era que hablaban de asuntos reales y
actuales. Me quería agarrar al último clavo ardiendo
que impediría que me hundiera en los viscosos
cenagales de las antiguas crónicas, los subtextos míticos
y mis propias conjeturas...
Para mayor seguridad, entré en la cocina y cerré la
puerta. Hice girar el sintonizador de la radio por el
doliente aullido del éter, un goteo de notas de piano, un
nostálgico solo de saxofón, y me detuve en unas voces
humanas.
«—...por supuesto que tiene usted toda la razón,
Andrey Valeryevich. Los recientes acontecimientos son
motivo de preocupación, sobre todo para los oyentes
que están atentos a las noticias. Parece que los desastres
naturales se sucedan sin cesar. Tomemos como ejemplo
este último terremoto en Pakistán. Se habla ya de
cientos de miles de víctimas y las destrucciones son
incalculables. No hará falta que les recuerde el reciente
tsunami en el Sudeste Asiático que llevó a la muerte a
más de doscientos mil seres humanos. Ni los huracanes
que se han abatido uno tras otro sobre Estados Unidos,
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