Page 62 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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nuestros arcabuces. Que dieron muerte a tres soldados —a
saber, Luis Carbalho, Francisco Samarano y Francisco
Curro—, e infligieron graves heridas a muchos otros, y que,
aparte de éstos, echamos también en falta a otros dos, a saber,
Juan García y Pedro Veleza, a quienes tal vez hubieran
llevado presos para ofrecerlos en sacrificio.
Que los españoles pelearon también con heroico coraje y
mataron a no menos de veinte indios, y también capturaron a
varios con el objeto de interrogarlos. Que los prisioneros, sin
embargo, no quisieron hablar ni comprendieron las preguntas
que les hacían nuestros guías, y hablaban entre ellos en un
dialecto que éstos no conocían. Que no flaquearon en ningún
momento al padecer nuestras torturas, tras lo cual apuñalé a
uno de ellos con mi propia mano, mientras los soldados
mataban a los otros dos.
Que enterramos a Luis Carbalho, Francisco Samarano y
Francisco Curro de acuerdo con los usos cristianos, para lo
cual cavamos tumbas y plantamos cruces que habíamos hecho
con las ramas de los árboles de allí.
Que nuestros heridos no sanaron durante los días
siguientes, soportaron con dificultad la marcha y padecieron
fiebres exacerbadas. Que fray Joaquín examinó sus heridas y
determinó que la causa de su tormento era un veneno con el
que los indios untaban en ciertas ocasiones las puntas de sus
flechas y lanzas. Que nos mandó rezar por su salvación,
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