Page 173 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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Reinaba la oscuridad más absoluta. De pronto,
Alan oyó pasos. Un momento después una mano
de hierro hizo presa en su hombro, y en la
espalda…
Un instante duró su indecisión. Movió la espal‐
da para saber si el cuchillo había atravesado la
ropa. No la había atravesado.
—No te haré daño si me entregas el dinero que
llevas.
Volvióse el joven y sujetó la mano que empu‐
ñaba el cuchillo. Oyóse una exclamación de rabia y
de dolor. Alan retrocedió dos pasos y dio un fuerte
golpe en la boca del estómago a su agresor. Pudo
sacar la pistola que disparaba neutrinos.
—¡Quieto o te abraso!
El otro no se movió.
Alan, de un puntapié, mandó lejos el cuchillo,
que estaba en el suelo.
—Acércate a esta farola. Quiero ver tu jeta, para
que no se me despinte.
En esto le arrancaron la pistola de la mano. El
oculto cómplice tenía preso en sus fuertes brazos al
joven. El otro hombre se puso a registrar los bol‐
sillos de Alan.
Alan tenía más indignación que miedo. Deseaba,
sin embargo que viniera en su auxilio Hawkes u
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