Page 172 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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En una noche húmeda, calurosa y sofocante de

              principios  de  septiembre,  Alan  hubo  de  poner  a

              prueba  sus  facultades  de  luchador,  su  destreza  en


              atacar  y  defenderse.  Había  estado  jugando  en  el

              Lido,  un  garito  del  suburbio  de  Ridgewood.  Salió

              de allí con más de setecientos créditos en el bolsillo.


              El joven estaba contento de su suerte. Hawkes ope‐

              raba  en  una  casa  que  estaba  muy  lejos  de  aquel


              arrabal. Por eso convinieron en regresar a casa cada

              uno  por  su  lado.  Solían  volver  juntos  todas  las

              noches, y por el camino comentaban las dificultades


              que habían tenido que vencer para hacer su trabajo.

              Hawkes mostraba a Alan los defectos que tenía la


              técnica  del  joven  y  los  errores  que  éste  había

              cometido.

                   Alan llegó a Hasbrouck a eso de las doce y me‐


              dia de la noche. No había luna. Las calles de Has‐

              brouck no estaban tan bien alumbradas como las de

              los barrios comerciales y aristocráticos de la ciudad.


              La humedad hacía sudar a Alan. Se oía el zumbar

              de los helicópteros, que reventaban las nubes para

              que lloviera.


                   Cayeron  las  primeras  gotas  a  la  una  menos

              cuarto.  Alan  sonreía  de  júbilo,  porque  la  lluvia  le


              limpiaba  el  sudor.  Él  se  mojaba  mientras  los  tran‐

              seúntes corrían a resguardarse del agua.



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