Page 169 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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—Una sola vez. Si lo haces bien, no tendrás que
utilizarla más.
Alan no había tenido necesidad de emplearla,
pero la llevaba siempre encima. Seguía aumentan‐
do su habilidad en el juego. Aquel juego era como
la astrogación. Aprendió a hacer las combinaciones
en menos tiempo que sus rivales.
En una noche cálida de mediados de julio, el
dueño de la casa de juego que más frecuentaba
Alan detuvo a éste al entrar y le dijo:
—¿Es usted Donnell?
—Sí, señor. ¿Pasa algo?
—Nada grave. He observado que en las dos úl‐
timas semanas ha ganado usted cerca de tres mil
créditos. Por esa razón, no puede continuar operan‐
do en esta casa. No tengo queja de usted, y de veras
lo siento. Tome esto. Es para que le dejen entrar en
las casas donde trabajará en lo sucesivo.
El dueño dió al joven una tarjeta. Era una tarjeta
de plástico de color gris; en letras amarillas se leía
en ella: CATEGORÍA B. Alan había sido ascendido.
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